El primer elemento del lenguaje fue la marca como, por ejemplo, la dejada por los dientes en la mordedura, o las cenizas manifestando el fuego; estas marcas no tienen intencionalidad expresiva; pero surgen signos imitativos que se parecen a los anteriores como rastros sino producidos con el deseo de compartir; son expresivos y sirven para comunicar, esto es: unir individuos acerca de experiencias; la significación es una experiencia que se basa en el valor simbólico de los signos.
La expresión traslada ( o traduce) experiencias personales. En el diálogo la expresión se caracteriza por su carácter colectivo, compartiéndose tiempo y espacio, expresados en el ahora y aquí.
En la Escritura la expresión se esconde en las letras y puede ser discernida mediante, por ejemplo, la Grafología. En la Escritura la experiencia práctica de autoafirmación es reforzada por su carácter uniforme; según la escala de actividad de la Escritura aumenta, los individuos ven gradualmente negarse la expresión de sus propias características. Solamente cuando la experiencia práctica se hace más compleja y la función del lenguaje escrito pierde eficacia, surgen nuevas formas de expresión, comunicación y significación.
Así comprobamos el carácter transicional de cualquier sistema de signos, en particular oralidad y Escritura: de una parte, sus funciones dependen del contexto pragmático (esto es, las condiciones prácticas), de otra, señalan el rumbo a nuevas condiciones que complementan o hacen inservibles aquellos de las prácticas ya superadas.
Antes del lenguaje, la gente construyó su identidad dentro de un marco circular y cerrado; la necesidad de mayor eficacia comportó una organización social jerarquizada, centralizada, lineal y secuencial; estas características impregnaron el lenguaje, conformándolo; entonces, el lenguaje se convirtió en el transmisor de estos valores a todos los usos sociales, determinando que cada campo de actividad (comercio, educación…) y reflexión (religión, filosofía…) se desarrollara dentro de sus moldes y no otros.
La llegada de lenguajes de más alto nivel, hoy, y nuestros medios de visualización, comportan nuevos cambios. La relación entre estructura cultural (que contiene los sistemas de signos, como la Escritura) y la estructura social (referida a la relación entre los individuos y la sociedad) es útil para entender el cambio de modelos.
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